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La tortura comenzó al verse en la necesidad de utilizar una prótesis ocular. Dicha prótesis no se parecía en nada a su ojo, tenía otro color, era vacía, lucía ajena e inexpresiva. Usar esa prótesis ocular tan falsa era como salir a la calle desnudo, sentir la mirada de todas las personas a su alrededor le provocaba gran vergüenza y temor de dar la cara. Esto le aisló del mundo incluso dentro de su propia casa.
Más difícil aún era soportar ese cuerpo extraño enterrado en su órbita como una piedra gigante que pese a las adaptaciones le molestaba todo el día provocándole secreciones, sangrados y mucho dolor. La vida se convirtió en un martirio que le llevo a cambiar de prótesis ocular ocho veces en año y medio, pero lamentablemente todas ellas con similares y muy malos resultados.
Emprendió entonces la búsqueda de una prótesis ocular que le permitiera tener una vida digna. Experimentó con diversos materiales de manera persistente hasta que consiguió elaborar una prótesis ocular que lo dejó completamente satisfecho porque le brindo la comodidad y apariencia que tanto había anhelado.
Así inicio su carrera como Ocularista, especialista en elaboración de prótesis oculares ergonómicas individualizadas. El resultado de su trabajo de excelencia le trajo gran reconocimiento que pronto le llevaría a trascender las fronteras de su natal Guatemala y con el tiempo la formación del equipo “Prótesis Oculares, Ojos Artificiales” que hoy en día está compuesto por un grupo de Ocularistas asociados que brindan servicios de clase mundial en la elaboración de prótesis oculares ergonómicas individualizadas en Ciudad De México, Monterrey, Guadalajara, Guatemala, Nicaragua y Costa Rica.